LECCIONES DE OBEDIENCIA

Lectura: 1 Juan 2:1-11.

"Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos" 1 Juan 5:3

Cuando el pequeño Kofi regresó a casa después de la escuela dominical, su mamá le preguntó qué había aprendido esa mañana. Su rápida respuesta expresó un cúmulo de cosas: «Sobre la obediencia… ¡otra vez!».

Aunque tengo muchos años más que Kofi, coincido en que la obediencia a Dios es una lección que debemos aprender una y otra vez, aunque a veces seamos reacios a hacerlo.

Oswald Chambers escribió: «El Señor no me pone reglas, pero deja bien en claro Sus normas. Si mi relación con Él se basa en el amor, haré lo que dice. […] Si vacilo, es porque amo a alguien que coloqué en Su lugar y que compite con Él; es decir, yo».

Cuando somos obedientes, le demostramos a Dios que lo amamos y que confiamos más en Él que en nosotros mismos. Arthur W. Pink dijo que el amor es «un principio activo, y que se expresa […] mediante acciones que agradan al sujeto amado». Obedecer a Dios significa renunciar a lo que nosotros queremos y decidir hacer lo que Él pide.

Dios exige obediencia de parte de Sus seguidores, y Jesús le otorgó suma importancia a este tema. En una ocasión, preguntó: «¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?» (Lucas 6:46). Y también presentó este desafío: «Si me amáis, guardad mis mandamientos» (Juan 14:15).

Reflexión: La obediencia a Dios es una expresión
de nuestro amor a Él.

Tomado de > Nuestro Pan Diario