De muerte a vida

 Por Ivon de Sotomayor
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Porque el Señor mismo con voz
de mando, con voz de arcángel,
y con trompeta de Dios, descenderá
del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero”
1 Tesalonicenses 4:16
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Este día muchas personas participan de una tradición alusiva a los difuntos. De diferentes formas, parientes y quizá amigos o conocidos de las personas que partieron ya de esta Tierra, realizan ritos en torno a la muerte.

Sin embargo, alejado de estas prácticas el pueblo de Dios celebra (o debería celebrar) que éste -al igual que cada día- es una oportunidad más para agradecer a nuestro Señor Jesucristo el sacrificio que culminó con la crucifixión en aquel madero. Entrega a través de la cual no sólo otorgó el perdón de nuestras faltas y las de la humanidad completa, sino que vino a darnos vida y en abundancia.

Conforme a Su Palabra, Sin Cristo estábamos espiritualmente muertos. “Aun estando muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” Efesios 2:5.  Redimió así nuestras vidas. 

Bendito sea el Señor que adoramos al Dios y Cristo vivo. Que gozamos de una salvación tan grande y –sea que vivamos o muramos- celebramos la esperanza de resurrección para una eternidad. “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” 1 Tesalonicenses 4:16.