No hay nada difícil ni imposible para Dios



Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, 
y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre 
Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Isaías 9:6



Por Rosa Cándida Chávez*

José, de la casa de David, estaba desposado con María -quien era virgen- y que luego concibió por obra del Espíritu Santo, por el poder del Dios Altísimo que la cubrió con Su sombra (San Lucas 1:26-38). María no conocía varón y dio a luz a Jesús. Elizabeth, parienta de ella -y a quien llamaban estéril-, concibió también en su vejez y dio a luz a Juan el Bautista (San Lucas 1:39-45).

Al conocer sobre la concepción en María, José no quería infamarla y quiso dejarla; pero los planes de Dios son perfectos: Él le habló en sueños para que no lo hiciera y obedeció (San Mateo 1:19-21).

Sara, esposa de Abraham procreó, siendo ambos de avanzada edad. No hay nada imposible para Dios, ni difícil. Con Él todo es posible: nació Isaac por la promesa que el Señor dio a Abraham (Génesis 21:1-5). Nació Juan de Elizabeth en su vejez. Y en un caso extraordinario y especial, nació Jesucristo para dar salvación a Su pueblo y  a la humanidad completa.

¡Alabo a Dios, porque ha nacido Él en nuestro corazón para salvarnos y darnos vida en abundancia y vida eterna!

                                                                                                               
                                                                                                                      *Sierva de Dios

Arriesgarse por Jesús

Dennis Fisher
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… tened en estima a los que son como él; 
porque por la obra de Cristo 
estuvo próximo a la muerte…
Filipenses 2:29-30.
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Durante su entrenamiento, Desmond Doss irritó a su instructor y a los demás soldados. Pacifista por convicción, se negó a llevar un arma a la batalla, y esto hizo que sus compañeros dudaran de su valentía. Medico de oficio, el joven creyente no dudó en enfrentar el combate, pero su meta era salvar vidas.

Sin embargo, las dudas sobre Doss desaparecieron cuando su unidad militar entró en combate. Durante la Segunda Guerra Mundial, en la Batalla de Okinawa, eludió el fuego de las ametralladoras, para poner a salvo a los heridos. Oraba: «Señor, dame fuerza para salvar a otro soldado herido». A la larga, llevó al pie de una colina más de 70 hombres heridos, para una mejor atención médica. Por sus esfuerzos, le otorgaron la Medalla de Honor: el máximo reconocimiento en su país.

Las Escrituras hablan de otro cristiano que se arriesgó muchísimo para ayudar a los demás. Pablo escribió sobre Epafrodito: «… tened en estima a los que son como él; porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida…» (Filipenses 2:29-30).

Actualmente, muchos creyentes en el mundo entero arriesgan su vida por la causa de Cristo. Oremos para que Dios los proteja mientras lo sirven en medio de circunstancias peligrosas.




La valentía no es tener fuerzas para continuar,
sino continuar cuando ya no quedan fuerzas.


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De muerte a vida

 Por Ivon de Sotomayor
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Porque el Señor mismo con voz
de mando, con voz de arcángel,
y con trompeta de Dios, descenderá
del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero”
1 Tesalonicenses 4:16
.


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Este día muchas personas participan de una tradición alusiva a los difuntos. De diferentes formas, parientes y quizá amigos o conocidos de las personas que partieron ya de esta Tierra, realizan ritos en torno a la muerte.

Sin embargo, alejado de estas prácticas el pueblo de Dios celebra (o debería celebrar) que éste -al igual que cada día- es una oportunidad más para agradecer a nuestro Señor Jesucristo el sacrificio que culminó con la crucifixión en aquel madero. Entrega a través de la cual no sólo otorgó el perdón de nuestras faltas y las de la humanidad completa, sino que vino a darnos vida y en abundancia.

Conforme a Su Palabra, Sin Cristo estábamos espiritualmente muertos. “Aun estando muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” Efesios 2:5.  Redimió así nuestras vidas. 

Bendito sea el Señor que adoramos al Dios y Cristo vivo. Que gozamos de una salvación tan grande y –sea que vivamos o muramos- celebramos la esperanza de resurrección para una eternidad. “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” 1 Tesalonicenses 4:16.
 
 
 




Antes del principio


Dave Branon


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… Padre, glorifícame tú al lado tuyo, 

con aquella gloria que tuve contigo 
antes que el mundo fuese. —Juan 17:5

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Cuando mi hijo era adolescente, me hizo una de esas preguntas que hacen que uno merezca su salario como padre. «Papá —inquirió Esteban—, si Dios ha existido desde la eternidad, ¿qué hacía antes de crear el universo?».

Así que, ¿qué sucedía en los eones previos al momento en que «creó Dios los cielos y la tierra» (Génesis 1:1)? Por un lado, sabemos que, antes de la creación, había «sabiduría» que procedía del carácter de Dios. Tal sabiduría, personificada en Proverbios 8:23, declaró: «Desde la eternidad fui establecida, desde el principio, desde los orígenes de la tierra».

También sabemos que el plan divino de salvación por gracia fue una de las obras antes de que el mundo fuera puesto en su lugar. En 2 Timoteo 1:9, leemos que la gracia «nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad». Asimismo, Tito 1:2 dice que la promesa de la vida eterna se hizo «desde los tiempos eternos». Además, sabemos que Jesucristo era glorificado y amado en la presencia de Dios «antes que el mundo existiera» (Juan 17:5; ver también v. 24).

Estos pequeños atisbos de Dios antes de que creara el mundo nos ayudan a ver un poco la esencia y la magnitud de nuestro Señor maravilloso y eterno. Observamos su majestad y grandeza. Asombroso, ¿no? Adoramos a un Dios que existió desde el principio… y aun antes.



«El mundo creado es tan solo un pequeño paréntesis en la eternidad».
—Sir Thomas Browne

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Libertad



Por: Ivon López de Sotomayor


Centros educativos e instituciones realizan este mes diferentes actividades en honor a la patria y a personajes históricos que intervinieron para que tanto El Salvador y otros países de Centroamérica tuvieran una significativa independencia de otros dominios.

Las nuevas generaciones conocen al respecto, a través del recuento de varios hechos históricos,  la realización de danzas tradicionales, ornamentación alusiva a las celebraciones y el acostumbrado desfile el 15 de septiembre.
Sin embargo, el propósito a través de este escrito es recordar y transmitir un hecho que realmente marcó no sólo el curso de la historia y que al mundo le apremia conocer y reconocer: El sacrificio de Jesucristo en aquella cruz hace más de dos mil años por amor a la humanidad (Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. San Juan 8:32). Esta muestra tan grande de amor también ha dado libertad al ser humano (y a las naciones si así lo quisieran).

En la Biblia -el libro por excelencia, e indispensable después de Cristo en la vida de las personas -, Dios dejó registrado no sólo el nacimiento, presentación y visita de Jesucristo a un templo en Israel, sino también el camino del mismo hasta ser crucificado.

A diferencia de los mecanismos empleados por los movimientos independentistas antes que fuera dado el “grito de libertad”, nuestro Señor Jesucristo no sólo soportó en silencio el sufrimiento, sino que en aquella cruz ocupó el lugar de cada uno y cargó sobre sí el pecado de la humanidad completa. 

A través de esa entrega única y extraordinaria Dios otorga - por pura gracia - perdón de pecados, salvación de nuestras almas y vida eterna: verdadera libertad en Cristo Jesús. ¿Libertad de qué? De escoger una vida atada y dependiente de los engaños que el mundo ofrece: drogas, alcohol, pornografía, relaciones ilícitas,  deshonestidad, corrupción, indiferencia…, etc.

Dios afirma, promete y nos enseña el camino: Porque si Cristo os libertare seréis verdaderamente libres. San Juan 8:36. ¿Qué escoges tú? La dependencia de una vida liberal o libertina cuyo fin no sólo es destruirte aquí en la Tierra, sino arrastrarte a condenación y sufrimiento eterno, o correr a los brazos de amor del Señor que desean guiarte a vida no solo abundante, sino eterna. Se libre, decídete por Jesucristo.   


Lavar oro

Por:  Julie Ackerman Link
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… sometida a prueba vuestra fe,
[es] mucho más preciosa que el oro…
—1 Pedro 1:7
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Mientras estábamos de vacaciones en Alaska, visitamos la mina de oro El Dorado, cerca de Fairbanks. Después de recorrer el lugar y ver algunas técnicas de minería de la época de la Fiebre del Oro, pudimos lavar un poco de este precioso mineral. Nos dieron a cada uno un recipiente y una bolsa con tierra y piedras. Después de poner el contenido en la batea, agregamos agua y lo movíamos en círculos para que se desprendiera el cieno, y el oro, que es pesado, se depositara en el fondo. Aunque habíamos visto trabajar a expertos, no tuvimos buenos resultados. ¿Por qué razón? Preocupados por la posibilidad de desperdiciar algo de valor, no queríamos desechar las piedras que no valían nada.

Esto me recuerda que, a veces, las posesiones nos impiden descubrir lo realmente valioso. Jesús tuvo un encuentro con un hombre rico a quien le ocurrió esto. Su riqueza terrenal le importaba más que su tesoro espiritual (Lucas 18:18-30). El Señor le dijo: «¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!» (v. 24).

Aunque el dinero no es malo, puede impedir que heredemos riquezas verdaderas si el acumularlo es nuestra meta en la vida. Acopiar riquezas es insensato porque la fe genuina, no el oro, es lo que nos sostendrá en las pruebas y dará como resultado alabanza, honra y gloria a Dios (1 Pedro 1:7).



Mantén la mirada en Jesús para que los tesoros terrenales no te hagan perder de vista las riquezas espirituales.

Tomado de:  Ministerio RBD >> Ingresar 


 

Sin recompensa



Por: Philip Yancey

La mayoría de nosotros espera que los amigos y los colegas nos recompensen: una palmada en el hombro, una medalla de héroe, un aplauso, un elogio sincero. Pero, según Jesús, las recompensas más importantes llegan después de la muerte. Es posible que las acciones más significativas de todas se hagan en secreto y que Dios sea el único que las vea. En pocas palabras, el mensaje del reino es este: Vive para Dios y no para los demás.

Jesús explicó que estamos acumulando una especie de cuenta de ahorros, guardando «tesoros en el cielo» (Mateo 6:20) y no en la tierra; tesoros tan extraordinarios que compensarán todo sufrimiento. El Antiguo Testamento ha dejado unos pocos indicios sobre la vida después de la muerte, pero Jesús habló claramente de un lugar donde «los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre» (Mateo 13:43).

En su búsqueda de un reino, los judíos de la época de Jesús habían estado tratando de encontrar señales de la aprobación divina en esta vida; en especial, mediante la prosperidad y el poder político. Al principio de su discurso, el Señor cambió el enfoque hacia la vida venidera (cap. 6). Descartó el éxito en este mundo visible y alertó a invertir en la vida futura. Después de todo, el óxido, un ladrón o un pequeño insecto pueden destruir todo lo que acumulamos (v. 20).



La recompensa en la eternidad no depende del reconocimiento terrenal.

Tomado de:  Ministerio RBD >> Ingresar


YO CREO




En un mundo donde las personas han dejado de creer en la vida, en el matrimonio, en el verdadero amor, en la paz, en la restauración, en fin, un mundo donde jóvenes, niños y adultos buscan algo en qué y en quién creer, nosotros podemos decir: YO CREO…

Una campaña sencilla, pero de poder en su declaración, porque la afirmación se complementa en una frase que ha sido real en nuestra vida:
YO CREO… en el amor de Dios
YO CREO… en el perdón de mis pecados
YO CREO… en Jesucristo como Dios y mi Salvador






… y así, poco apoco iremos tratando de hacer visible en diferentes lugares, con diferentes soportes, con diferentes diseños… para que todo aquel que en Él CREA, no se pierda más tenga vida eterna.


Siempre

… estaremos siempre con el Señor.
Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
 - 1 Tesalonicenses 4:17-18

Me encantan las palabras siempre y nunca. ¡Contienen tanta esperanza! Me gustaría pensar que podría ser feliz siempre y que la vida nunca va a decepcionarme. Pero la realidad dice que no siempre seré feliz y que las cosas que espero que nunca sucedan tal vez ocurran. Entonces, por más buenas que suenen estas palabras, luchan por lograr su máximo potencial… a menos que uno piense en la promesa de la presencia de Jesús.

A un grupo de discípulos preocupados que temían enfrentarse solos a la vida, Jesús les dijo: «yo estoy con vosotros todos los días» (Mateo 28:20). El escritor de Hebreos nos recuerda que el Señor también declaró: «No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré» (Hebreos 13:5-6). Y el apóstol Pablo les asegura a los creyentes que, después de la muerte: «estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4:17). ¡Qué alentador!

Independientemente de lo tenebroso que pueda parecer hoy nuestro camino o de lo desesperanzado que veamos nuestro futuro, la certeza de la presencia permanente de Dios puede brindarnos el coraje y el consuelo para seguir adelante. Y lo mejor de todo es que, cuando esta corta vida se termine, estaremos siempre con Él. Con razón, Pablo nos exhorta: «Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras» (v. 18).

                       La confianza de la presencia de Dios nos consuela.


        
Por: Joe Stowell   /  Tomado de Ministerio RBC > http://rbclatino.org/


Puro de corazón y poderoso

Joyce Meyer

Dios está buscando gente que sea pura de corazón (vea Mateo 5:8). Una persona que tiene un corazón puro, que está dispuesta a servir a Dios sin reservas, es verdaderamente poderosa. En el Salmo 51:6, David dice que tener un corazón puro significa tener verdad en nuestro "ser interior", que es quien realmente somos en lo profundo de nuestro corazón. Tener un corazón puro comienza con prestar atención a nuestros pensamientos, porque de nuestros pensamientos vienen nuestras palabras, nuestras emociones, nuestras actitudes y nuestros motivos. Me llevó un largo tiempo comprender que Dios no bendice las acciones que se hacen por motivos erróneos o con un corazón impuro.

La pureza de corazón no es un rasgo natural; en la mayoría de nosotros, es algo para lo cual debemos trabajar. 1 Tesalonicenses 4:3 nos enseña a desear la pureza de corazón y perseguirla, porque es lo que Dios desea. Éste es un desafío que cada creyente debe querer aceptar, pero que no podemos afrontar solos.

Dios nos ha creado para ser dependientes de Él, para traerle a Él los desafíos que enfrentamos y pedirle que nos ayude con ellos. Sólo Él conoce lo que hay en nuestro corazón, y es un experto en quitar de nosotros las cosas sin valor para dejar las que son valiosas.

Hay un precio que pagar para tener un corazón puro, pero también hay una recompensa. No debemos tener miedo de asumir la responsabilidad de permitir que Dios haga una profunda obra de purificación en nosotros. No siempre nos sentiremos cómodos con la verdad que Él nos muestre, pero si hacemos nuestra parte -afrontándola, aceptándola y dejándonos cambiar- Dios asegura que seremos bendecidos.

LO QUE NO HIZO JESÚS


jueves, enero 12, 2012

"[Jesús], cuando la maldecían, no respondía con maldición..." 1 Pedro 2:23

Una vez oí a un escéptico decir que si Jesús realmente era el Hijo de Dios, tal vez le haya resultado más fácil soportar Sus sufrimientos. Este comentario me hizo volver a examinar los Evangelios. Mientras repasaba las cosas increíbles que Jesús hizo y dijo para llevar a cabo nuestra gran salvación, también observé una serie de elementos que no utilizó y que son igualmente vitales para nuestra salvación:

>> leer completo en Nuestro Pan Diario

Príncipe de la familia real kuwaití renuncia a su fe islámica y se convirte al cristianismo

Según la agencia de noticias Mohabat, Al-haqiqa, un cristiano árabe que emite programas por televisión satelital, escuchó el archivo de audio el cual lo atribuyó al príncipe kuwaití Abdollah Al-Sabah

El canal de televisión, afirmó que el príncipe Abdollah Al-sabah proviene de una familia real de Kuwait, que actualmente gobierna el país.

El canal también dijo que el príncipe recientemente renunció a su fe islámica y se convirtió al cristianismo

La voz en el archivo de audio se presentó como Abdollah Al-sabah y declaró: “En primer lugar, estoy totalmente de acuerdo con la distribución de este archivo de audio y declaro que si me matan, debido a este archivo de audio, entonces voy a ir a la presencia de Jesucristo y estar con él por toda la eternidad. Estoy satisfecho, porque la verdad en la Biblia me ha guiado hacia el camino correcto”.

En cuanto a los grupos islámicos que recientemente han ganado el poder en Egipto, este príncipe de Kuwait, también declaró que “las comunidades islámicas siempre han querido atacar en diferentes partes del mundo, pero Dios ha preservado del mundo y todavía lo protege. Es por eso que hemos visto recientemente discrepancias que aparecen entre los grupos islámicos que ahora están peleando unos con otros. Están a punto de dividir aún más a los diferentes grupos”.

Esta noticia llegó a los titulares brevemente en cables de noticias árabes y también en la agencia de noticias del gobierno iraní. Algunos sitios web chiíta independientes contradijeron esto y estas declaraciones a otro príncipe de Kuwait, Azbi Al-Sabah como diciendo, “no hay nadie en la familia real de Kuwait con ese nombre”.

Kuwait es un país de Oriente Medio, el vecino Irak, Arabia Saudita e Irán en el Golfo Pérsico. Su capital es también llamada Kuwait.

El Islam, es la religión oficial en Kuwait y casi toda la población es musulmana. Sólo el 4% de la población es cristiana y hay un pequeño grupo de otras religiones. El artículo 2 de la Constitución de Kuwait dice: “El Islam es la religión oficial en el país y la sharia es la principal fuente de legislación”.
Mohabat News


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